DIOS TE ESCUCHA SIEMPRE
Salmo
130:1-18
“De lo profundo, oh Yahveh, a ti clamo. Señor oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. Yahveh si mirares a los pecados, ¿quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. Esperé yo a Yahveh, esperó mi alma; en su palabra he esperado. Mi alma espera a Yahveh, más que los centinelas a la mañana, más que los vigilantes a la mañana. Espere Israel a Yahveh, porque en Yahveh hay misericordia, y abundante redención con Él; y Él redimirá a Israel de todos sus pecados”.
En este pasaje vemos cómo el salmista comienza su
oración expresando la angustia tan grande que tiene; así como nosotros que al
pasar por una prueba nos sentimos atribulados, muchas veces solos y hasta
pensamos que Dios no nos escucha y que tenemos que llamar su atención. El
salmista David, quien era un hombre que amaba al Señor profundamente, tanto que
fue catalogado como el hombre conforme al corazón de Dios, también escribió
muchos salmos en los que levantaba su voz con angustia en los momentos de
aflicción, sin embargo, los terminaba en victoria, dándole la gloria a Dios y
reconociendo que siempre estaba con él, sin importar la prueba que pasara.
Hemos escuchado muchos testimonios de diferentes
hermanos sobre cómo el Señor los ha sacado de sus pruebas y aflicciones, unas
más grandes que otras, pero al final de cuentas momentos difíciles; pues cuando
estás metido en el horno de la aflicción, no es posible ponerle medida ni
distancias, pareciera como si estuvieras viviendo lo peor, hasta que escuchas
acerca de las dificultades de otros y comprendes que las tuyas no son
necesariamente las más duras.
Por eso, sin importar quién seas o cuán grave sea tu
situación, al punto de que hayas pensado que no hay salida, quiero que
recuerdes: no hay nada que pase
desapercibido para Dios pues Él no se cansa, ni se duerme (Salmo 121)
porque está atento para cuidar a cada uno de sus hijos.
En el versículo tres del salmo 130, el salmista
expresa su angustia por los pecados y dice que Dios no fija su mirada en ellos
pues, de lo contrario, nadie podría mantenerse en pie; por eso afirma que en
Dios hay perdón. Algunas personas, cuando atraviesan momentos difíciles, se
preguntan si Dios los escucha y si acaso no estarán recibiendo un castigo por
sus pecados.
Sin embargo, debemos recordar que Él es misericordioso
y no un juez castigador como algunos piensan y que si nosotros confesamos
nuestros pecados, es fiel y justo para perdonarnos toda maldad (1 Juan 1, 9).
No hay nada de lo que hayas hecho que la sangre de
Jesús no pueda limpiar. La Palabra de Dios dice que el único pecado
imperdonable es la blasfemia contra el Espíritu Santo. (Mateo 12, 31-32) Por lo
tanto, no cuestiones ni hables neciamente de aquello que ignoras. Así que, no
importa la magnitud de tu pecado, si fue antes de conocer a Cristo o después de
haberlo aceptado; no importa si crees que tu falta es muy grave; déjame decirte
que hay salvación para tu alma.
Querido(a) hermano(a) si estás en un momento de aflicción o
de prueba, ten presente que Dios sí te escucha, aun cuando no lo oigas o te
parezca que está lejos; o si crees que no está pendiente de ti; eso no quiere
decir que Él no esté a tu lado, pues como la conocida historia de Huellas en la
arena, es en ese momento cuando está contigo más que nunca; pero te está
enseñando a que seas una persona de fe, porque la Palabra de Dios dice que el
justo por la fe vivirá (Romanos 1, 17).
Sientas o no sientas a Dios, tienes que saber que siempre está contigo. ¡Dios
siempre está contigo!
Siguiendo con el texto base, en el verso cinco dice:
“Esperé yo a Yahveh, esperó mi alma, en su palabra he esperado” porque Dios
también se toma su tiempo; no te desesperes cuando la respuesta no llega
inmediatamente, tienes que esperar el tiempo de Dios y ser paciente para
creerle al Señor, permitiéndole que haga su obra. No importa cuánto Él se
tarde, Él no se retrasa; Dios puede soltar la bendición ya mismo, pero si se ha
tomado su tiempo es porque quiere que seas una persona madura y no un niño caprichoso
que cuando pega su pataleta tiene lo que quiere. No, así no se puede vivir
delante del Señor, confía en Él y Él hará. Acude a su Palabra, toma la Biblia y
empieza a estudiarla y a creerla; escudríñala porque está llena de sabiduría y
bendición.
Luego, el verso seis, habla de cómo los centinelas
esperan la mañana, para relacionarlo con la espera del salmista. Este texto
siempre me conmueve, ¡me parece tan precioso!. Figúrate la espera tan larga que
representa para los centinelas la noche: velando, aguardando, muchas veces de
pie, tomándose un café para mantenerse despierto; cuidando su lugar de trabajo:
un banco, una casa, un edificio. Imagínate lo largas que se hacen las noches
para los celadores, deben parecerles eternas.
Del mismo modo, cuando tú estás metido en el fuego de
la prueba, te parece que la mañana no va a llegar, que la noche ya no tiene
doce horas sino como cuarenta o cincuenta; sientes que estás metido en un hueco
muy profundo; pero no, déjame decirte que así como el centinela espera la mañana,
tú tienes que esperar en Dios, sabiendo que la mañana, de hecho, vendrá; que
amanecerá un nuevo día porque así el Señor lo estipuló para tu prueba tenebrosa
y horrible, ¡amanecerá un nuevo día! En el momento más oscuro, más terrible,
recuerda que la mañana está próxima a venir, no te desanimes.
Hoy mi llamado, mi palabra, mi oración para ustedes
es: no te desanimes, así como el centinela espera la mañana, espera la
respuesta de Dios; por favor no te desesperes, porque Dios es real, ¡Dios es
real! tan cierto como cada día que ves el sol y, aunque no lo veas, sabes que
ahí está, detrás de esas sombras oscuras; así mismo, no importa la prueba, ahí
está el Señor.
Clama a Él, escucha su voz, escudriña y atiende a su
Palabra; si sabes que hay pecado, ponte ahora mismo de rodillas y dile:
“Señor,
perdóname por favor cualquier falta que haya cometido, perdóname”. Si estás
ansioso, no te preocupes y así como el centinela espera la mañana, espera la
redención de Yahveh, porque está pronta, a la puerta de tu casa.
Voy a orar por ti, abre tu corazón y recibe esta
oración porque esta palabra viene de Dios para ti. Si estás quebrantado o
desesperado, si la angustia llegó a tu puerta, toma esta palabra. Si crees que
tu pecado ha sido grandísimo, para ti hay redención, esperanza y salvación.
ORACIÓN: Padre mío yo
tomo esta Palabra que me diste y te pido que tú la vuelvas realidad en el corazón
de cada uno de tus hijos. Padre, cualquiera sea su situación, no importa hasta
dónde Satanás los haya llevado, yo sé que eres Dios misericordioso y
perdonador, tú eres clemente, Señor; eres lento para la ira y grande en
misericordia, porque eso dice tu Palabra y nosotros lo hemos evidenciado.
Señor: así como el centinela espera
la mañana y el guardia que vela por las casas de otros espera que amanezca, yo
te pido por tus hijos que están en situaciones difíciles y están clamando a ti,
para que tú los llenes de fuerza y ellos puedan esperar en ti, con la confianza
de que están en tus manos y que tú tienes todo bajo control.
Gracias Señor porque tú aquietarás
esas tormentas, les darás paz y una pronta respuesta. Amén. Dios te
bendiga.
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