jueves, 31 de octubre de 2013

Cómo anular las malas cosechas


Como anular las malas cosechas

2 Samuel 24:15 -25
Todo lo que el hombre sembrare eso también cosechará; hay una ley inmutable en la Biblia y es la ley de sembrar y cosechar.



En el monte Ararat descubrieron el Arca de Noé, cuando hicieron la prueba del carbono catorce personas se dieron cuenta que fue tal como lo dice la Biblia, ya existen señales de satélite que muestran las imágenes de este lugar.

Cuando Dios da una Palabra nadie puede quebrantarla. Él dijo que mientras la tierra permaneciere nunca cesaría la siembra y la sementera, el frío y el calor, la noche y el día; esto quiere decir que así como la tierra tiene los ciclos también hay leyes espirituales de siembra que darán su fruto a través de un ciclo.

Pablo dijo que hay que dar para recibir. Por eso, si quieres más, da más. Hay una cuenta que tienes aquí en la tierra, una cuenta de ahorros o corriente, es igual con la que tenemos en el cielo. Cada vez que das para la obra del Señor, eso se abona a tu cuenta celestial y los ángeles suben la ofrenda al Señor presentándosela en nombre tuyo. Pablo dijo que Dios suplirá todo lo que te falta conforme a sus riquezas en gloria (Fil. 4,19).

Todo lo que das y cuando llegas a casa recuerdas que te falta, lo que no lograste adquirir o utilizar por darlo, Dios te lo dará. Si lo que diste representó el 20% de tus
ingresos, Dios te dará el mismo porcentaje de Sus riquezas.
Mi Dios suplirá todo lo que les quedó faltando hoy de acuerdo a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. Dios te medirá en la misma medida que tú le mediste a Él. Muchos dicen que es una cuenta en el cielo pero lo es del cielo para la tierra. Debemos llevar las cuentas de lo que damos.

El Salmo 20 dice que Dios te salva en el día de conflicto y que hará memoria de tus ofrendas. Las ofrendas pesan tanto como las oraciones, está atento porque se viene una cosecha para tu vida impresionante; si hay una ofrenda en el altar hay una cosecha que Dios tiene para ti.

Cuando tú le das tus ofrendas al Señor, esas ofrendas suben y Jesús va al Padre después de recoger los diezmos, y se los lleva a Él diciéndole quien se las manda, y ora por ti. Pero si no hay nada que ofrecer, ¡cómo puede ir delante de su Padre a rogar por ti?

Jesús necesita algo de ti. La puerta que Dios quiere que veamos, a veces no la vemos. La cuenta está a tu favor ahora, la cosecha es nuestra. Cuando tú ayudas al pobre y al necesitado, Dios te bendice con una cosecha. Lo que hacemos sea bueno o malo, es una siembra. Gálatas 6:8 dice que el que siembra para su carne de la carne segará corrupción pero el que siembra para el espíritu del Espíritu segará vida eterna.

Este es el tiempo de la cosecha para tu vida, pero debes sembrar, porque tu familia viene, tus hijos vienen, tu cosecha viene, alguien tiene que creerlo.
Eso también incluye las malas siembras; todo lo que el hombre sembrare, recogerá. El que sembró injusticia eso también recogerá.


Por culpa de una mala siembra se puede cosechar una mala cosecha. David había sembrado mal, y fue así como incitó una mortandad para el pueblo, setenta mil hombres murieron por causa de lo que él había hecho al ser tentado por Satanás.

El Señor le mandó una salida a David, le ordenó que fuera a la tierra de Arauna y allá levantara un altar para Él y le ofreciera holocausto. Cuando fue donde Arauna este quiso regalar el terreno donde se levantaría el altar, pero David se negó rotundamente a recibirlo sin realizar un pago. 2 Samuel 24,24.
Dios hoy anulará todas las malas cosechas al momento en el que tú te arrepientas, eleves un altar de adoración hacia Él y le presentes una ofrenda. 


Debido a la murmuración del pueblo de Israel sobre Moisés, vino una gran mortandad que se detuvo cuando el pueblo ofreció en un altar a Dios.
Los hijos de Jacob mataron una cantidad de hombres porque violaron a su hermana Dina, por lo que Dios ordenó a Jacob que ofreciera en un altar; le pidió que fuera al mismo lugar donde hizo anteriormente el pacto con Él para que le ofrendara. Sólo la decisión de Jacob cesó la mortandad.

Si Dios lo hizo con tantos hombres de la Biblia, también lo hará por ti. Cuando viene la hambruna por causa de la matanza de los gabaonitas que hizo Saúl, este pueblo recibió una mala cosecha pero pudo detenerse al momento en que el Rey restituyó a los ofendidos.
Hay injusticias que has cometido, restituye y se acabará la mala cosecha; si has perseguido o hablado mal del pueblo de Dios, arrepiéntete y acércate al altar de Dios y ofrenda para que cese el mal.
Hay malas cosechas por haber deshonrado a sus papás, lo mismo que los hijos le
hicieron a los papás les harán a ellos, de pronto no con malos tratos pero no proveyéndoles.
Posiblemente haya una cosecha en tu cuerpo por no comer debidamente, hoy puede haber una cosecha en tu vida. De pronto cometiste adulterio con lo que te destruyes a ti mismo, hay una paga por el adulterio, hay heridas, ofensas.
Recuerda, todo lo que sembrares eso recogerás.

De pronto no sembraste buenos estudios y ahora quieres ser un buen profesional, de pronto no cumpliste a cabalidad con tu trabajo y hoy recoges el resultado. Mientras que esta tierra gire sobre su eje, habrá siembra y cosecha.
Hoy puedes arrepentirte; restituye si hay lugar para ello. Muchos están así por una
mala siembra; antes que una mala cosecha te alcance, ven al altar de Dios donde puedes ofrendar, es algo que haces por ti mismo. Aprovecha el tiempo para que Dios anule tus malas siembras, para que no recibas malas cosechas; arranca la mala cosecha, pues no podrás seguir sembrando si tu tierra está contaminada.
Dios perdonó a todos los hombres que se arrepintieron. Por tanto, si te arrepientes
cesará la ruina, el dolor, la pobreza. Que el Señor haga memoria de todas tus ofrendas, te escuche en el día de conflicto. Pablo dijo en Filipenses 4:17 no es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.


Si adulteraste hay una mala cosecha sobre tu vida, eso mata la familia. Arrepiéntete, restituye y acércate al altar; dile a Dios que no quieres que eso se reproduzca en la vida de tus hijos, ni en la de tu mujer. Conságrate a Dios, si hiciste mal, si hablaste mal de alguien; restituye la honra a esa persona, si deshonraste a tu madre, pídele perdón.

Restituye, ve al altar y arrepiéntete. Hoy las malas cosechas, la crítica, los abusos del cuerpo, son anulados en el Nombre que es sobre todo nombre, en el poderoso nombre de Jesús. Bendiciones

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